La izquierda está rayada


Esta entrevista fue publicada el 14 de febrero de 2003 en Tal Cual. La reproducimos como un homenaje a este gran artista que se nos fue y que gozó la admiración de los venezolanos

Reflexivo, mordaz, ingenioso. Pedro León Zapata, junto a sus 4 perros y "6 o 7 gatos", describe a este gobierno como una "mala pintura dramática y académica"
–Por fin: ¿Cuánto le pagan a usted?
–Por más que le paguen a uno, siempre le pagan menos de lo que uno cree merecer. Por lo tanto, la respuesta de "me pagan poco" viene verdaderamente al caso.
–¿De que se ríe ahora?
–Igual que antes, de muy pocas cosas. En realidad me cuesta mucho trabajo reír, creo que es difícil reír y que es mucho más difícil hacer reír. En cambio, sostengo que es muy fácil hacer llorar, de allí el éxito de las telenovelas. Me gustan mucho los malos actores cómicos, los malos chistes, estimo que son los mejores.
–Si le gusta lo malo, seguramente se reirá mucho ahora.
–Lo que pasa es que son cómicos, pero no son actores, o actores y no cómicos. Tiene que ser lo cómico y lo actoral, que se reúna en una sola cosa. Y aquí, en lo venezolano, los que son actores frecuentemente no son cómicos y los que son cómicos no son actores.
–¿Cuál cree usted que es el personaje más cómico de la revolución?
–A mí la revolución no me causa ninguna gracia. Tendría que aclarar que la revolución sí me causa mucha gracia, pero ésta, llamada revolución, no me causa ninguna gracia.
–¿A los próceres de la revolución les sale mural o paredón?
–Les saldría un mural en el paredón. Diría: "Aquí fue ejecutado", por ejemplo. Un mural de la revolución cultural que, como el que pintaron arriba del mío, era de pura letra.
–¿Qué piensa de los murales chavistas?
–El que le hicieron al mío estuvo suficientemente bien diagramado, después de todo era bastante respetuoso puesto que lo pusieron en una zona en donde no había nada pintado, sobre el fondo negro y alrededor de mi firma; entonces, había que fijarse muy bien en esta para ver quién era el insultado. Había alguna frase que jamás entendí, tal vez por la rapidez con que la escribieron, cosa que no me explico porque teniendo toda la protección de las autoridades y de la Guardia Nacional pudieron haber trabajado tan lentamente como Miguel Angel en la Sixtina.
–¿A dónde nos llevan los actuales conductores del país?
–A ninguna parte, porque el país no tiene conductores. Para decir hacia dónde nos llevan, aunque sea hacia el infierno, habría que aceptar que son conductores y yo no les concedo esa jerarquía.
–¿En el fondo usted es un zapatista?
–En el fondo todos somos revolucionarios, a lo mejor, como dijo María Elena Ramos en un artículo, la revolución tiene un buen lejos. Desde lejos, todos somos zapatistas pero a la hora de montarse en el caballo al lado de Don Emiliano, uno lo piensa dos veces.
–¿Es una raya ser de izquierda?
–La izquierda ha sido rayada, no es que sea una raya ser de izquierda. Uno puede seguir siendo de izquierda pero como de costumbre, en la clandestinidad. La izquierda siempre está en la clandestinidad, sobre todo cuando el gobierno es fascista.
–¿Chávez es culpa de quién?
–Yo no le voy a buscar pleito al pueblo venezolano.
–¿Tiene amigos en el gobierno?
–La frase es de otro modo. No es si yo tengo amigos en el gobierno, sino si mis amigos que ahora están en el gobierno siguen siendo amigos míos.
–¿Qué opina del papel que desempeña José Vicente Rangel en el gobierno?
–No tengo suficientes elementos verbales para calificarlo, pero lo que sí puedo decir es que no es papel periódico.
–¿Vivimos en una caricatura de revolución?
–No, yo tengo de la caricatura una idea muy elevada. Creo que la revolución es una caricatura, pero a esa caricatura se asemeja muy poco al actual gobierno. La caricatura es alegre, optimista, progresista, y este régimen es una mala pintura dramática y académica.
–¿A qué personaje de la revolución le daría unos zapatazos?
–El problema es cuál personaje de cuál revolución. Tendría que tener la certeza de que se trata de una revolución. Al principio los dibujé, pero de un tiempo a esta parte no lo he vuelto a hacer. Ahora, zapatazo, desde el punto de vista del golpe que se da con un zapato, todavía no tengo los que uso tan viejos como para dedicarlos a ese ejercicio.
–¿Por qué los humoristas están tan serios?
–No todo el tiempo. Están serios sólo cuando las hordas chavistas invaden agresivamente ­tirando cohetes y amenazando al público­ el territorio en el que están actuando. En esas circunstancias, cualquiera se pone serio. Yo los veo igual que siempre. Es decir, nada divertidos porque los humoristas son las personas más serias del mundo y, a veces, son hasta fastidiosos.
–¿Ve el programa Titulares de Mañana?
–A veces no puedo, pero casi siempre puedo. Es muy bueno, un programa magnífico.
–¿No piensa que Orlando como humorista es buen político?
–Para el común de las personas, la palabra bueno excluye la palabra político, porque nadie concibe que haya un político bueno. Así que digamos que se ha convertido en un político.
Chávez dijo el miércoles: La sangre sólo es sangre cuando es derramada. ¿Qué le parece esta perla?
–Bueno, cuando yo vea derramada la sangre de él opinaré.
–¿Los medios se pasaron?
–¿De maraca o de bando? La realidad actual es de tal naturaleza que siempre nos quedaremos cortos al hablar de ella. Es imposible que los medios lleguen a reflejar un deterioro tan grande como el que verdaderamente está ocurriendo.
–Cómo anda Trinita?
–Trinando.
–¿Dónde eructa usted?
–En el cuartel, pero hace tiempo que no voy.

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