"VIERNES NEGRO 1983, UNA BONANZA MAL ENTENDIDA"


18 de febrero 1983  se produce el llamado Viernes Negro, cuando se pone fin a la libre convertibilidad del bolívar, la divisa norteamericana dejó de cotizarse a Bs. 4,30 por dolar americano, cambio que llevaba 20 años de estabilidad y que apenas había sido ajustada en aquella oportunidad de 3,30 a lo que duró hasta ese año 1983 y entonces pasaría a un cambio de 7,50 Bs. por dolar.
El bolivar era tan fuerte y reconocido a nivel mundial, que estaba en los mismos niveles de compración de la libra, el dolar y otras monedas de referencias. En las universidades en las materias relacionadas al area, los profesionales, nunca fueron formados para manejar estos escenarios de crisis, pues no tenía sentido “estudiar algo que nunca se aplicaría”.
Se iniciaría una travesía que se ha encontrado con una cantidad de “gurús” y profesionales que “garantizan” la (s) medida(s),  que le pondrá fin a esta situación, que para simplemente dejar un ejemplo ha pasado de Bs 3,30 cuando en 1929, marcado por la recién renta petrolera, manteniendo casi una paridad con los cambios con monedas extrajera, en este caso el dolar americano, así se mantendría por casi 3 décadas, cuando en 1961, bajo el mandato de Romulo Betancourt, se manejaron 2 tipos de cambios, el primero a 4,70 para viajes e importaciones no esenciales y el otro a Bs. 3,35, en 1964 se estableció en Bs. 4,40 por cambio y finalmente en 1973 se genera una revaluación y es  fijado el cambio por unidad en Bs. 4,30, la cual se mantendría en así por 10 años cuando se realiza la primera gran devaluación a Bs. 7,50 y pasando por una cantidad de controles, entes, sistemas, bandas, para llegar en los actuales momentos a la tasa oficial de Bs. 6,30.
Hay que dejar testimonio que aunque numéricamente se habla actualmente de esas cifras, se debe considerar la conversión de la moneda que se llevó a cabo en el año 2009 y que ajustaría para hacer una comparación correcta a Bs. 6300 de los anteriores y también entendiendo que la sobre demanda de la divisas ha obligado a crear un mercado paralelo que a la fecha ronda casi 4 veces la cifra ananteriormenteescrita.
Hace apenas una centuria Venezuela era un país  rural, agobiado por el paludismo, las guerras civiles y gobiernos que usaban el tesoro de la nación como si fuera su hacienda. La pobreza abundaba, la gente buscaba la protección en los caudillos. En diciembre de 1922 al estallar el Barroso 2, el mundo cayó en cuenta del potencial petrolero que existía en este país. De ser un país rural comenzamos a ser un país petrolero.
El general Gómez, quien manejó con mano recia al país, le dió la bienvenida al petroleo, sin tener la certeza de lo que realmente representaba este “llamado oro negro”, pero le permitió dejar al país sin deuda externa al fallecer. Venezuela comenzaría a sufrir cambios radicales, a partir de 1920 el país creció de manera ininterrumpida. Lo mejor de todo fue que hasta la década de los setenta, este crecimiento fue con muy poca inflación, es decir, que año tras año, los venezolanos producíamos más productos y servicios, sin mayores alteraciones en sus precios.
El país percibió el progreso. Durante cincuenta años, el venezolano progresó de país rural paso a país urbano, con una importante y próspera clase media. Los menos afortunados, que salieron del campo a la ciudad, e invadieron los que hoy son los sectores populares, estaban tranquilos. Solo era cuestión de tiempo, para que el progreso le llegara a ellos.
La construcción de la Plaza Francia en Altamira y otras grandes obras de arquitectura, que haría que inicialmente la Capital del país y luego sumisamente otras ciudades del interior se desarrollaban, junto a  una vigorosa clase media.
El progreso no solo fué económico, de la dictadura gomecista, se llegó a la democracia representativa, oleadas de inmigrantes llegaban a un país que ofrecía oportunidades a los desplazados por la segunda guerra mundial o por la guerra civil española y al período de postguerra que se vivió  en Europa. Luego fue el país escogido por los jóvenes profesionales del Sur de América que escapaban de las dictaduras que asolaron esos países,  la crisis del Medio Oriente. El apoyo de los Estados Unidos y de las naciones europeas a Israel en el conflicto árabe-israelí ocurrido durante el año 1973, y la negativa de vender petróleo con que respondieron los jefes árabes, desestabilizó los precios petroleros. El boom económico del mundo occidental, mantuvo los precios altos por unos años. Venezuela, no supo como manejar los excedentes. Creo una estructura institucional y económica que pasaría factura en los años posteriores. La dependencia del petróleo marcó nuestro destino económico.
Para 1978, la renta petrolera, perdió su carácter dinamizador de la economía. El crecimiento económico se detuvo y la inflación creció con el consecuente incremento de los precios de los productos y servicios. El progreso se detuvo. Los empresarios dejaron de invertir, el estado comenzó a deteriorarse y los venezolanos en lugar de enriquecerse se empobrecieron.
La degradación en muchas áreas, ha llevado a extremos nuestro acontecer diario, sin embargo, un pueblo digno heredero de la corta historia que nos han dejado leer, donde aún con los grandes avances de la tecnología actual, no se llevan suficientes registros para documentar de forma real a las nuevas generaciones y lograr desarrollar la potencialidad, que en individualidades se ven cada día, en los trabajadores al cumplir honorablemente su jornada, emprendedores, que visualizan soluciones en un “mar picado”, deportistas que se levantan y logran cumplir metas y llenar de orgullo al país, con niños sumamente brillantes, que esperan anciosos sin saber, que quienes tenemos en nuestras manos tomar decisiones y ejecutar acciones, demos los pasos necesarios.

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