Diario La Nación: La correcta “oikonomos” equivale a vivir dignamente (San Cristóbal, 28-01-2.015)



Como toda disciplina científica la economía (del griego “oikonomos” el cual significa “administración del hogar”),  es en extremo rigurosa en su método, su proceder y aplicación.  Su objeto de estudio es el ser humano, y en consecuencia no acepta experimentaciones caprichosas ni improvisaciones con  visión parcializada, sesgada e  inmediatista, carente de criterios coherentes y ordenados  en lo metodológico y estratégico.
Partiendo de las formulaciones teóricas de Lionel Robbins (1.932) en su “Ensayo sobre la naturaleza y la importancia de la Ciencia Económica”, se puede concebir la economía como la metodología científica de carácter social, que fundamenta el proceso de toma de decisiones efectivas y sustentables, en la irrenunciable tarea de resolver el problema económico, es decir, toda aquella situación donde exista o pueda existir una brecha entre las necesidades ilimitadas de todos  los seres vivos, con respecto a los recursos escasos (con usos alternativos) que se requieren para solventarlas.
Aplicar economía  exige “sine qua non” tomar en consideración la conjunción de una serie de factores (estructurales, correlativos, intervinientes, consecuentes, etc.), y cumplir  a cabalidad con las exigencias de los paradigmas de la  planificación y la gestión estratégica   (consustanciado con una visión retrospectiva-prospectiva) que agrupe todo un sinnúmeros  de aspectos (cuantitativos, cualitativos, tangibles e intangibles, etc.), de manera que en su sinergia se pueda reducir  o minimizar la probabilidad de riesgo  a  errar en tal o cual decisión  que  involucre el bienestar de la sociedad. Donde el modelo místico para resolver problemas que puede estar simbolizado por  la expresión “Dios Proveerá”, aunque valida y necesaria en sociedades con imaginarios socio-culturales con solido arraigo en “Dios Todopoderoso”, la misma debe compaginarse con otra celebre y legendaria frase, que aunque no bíblica si muy asentada en los creyentes de diferentes religiones: “Ayúdate que Dios te ayudara”.
Presentadas así las cosas, la economía debe orientar  a los agentes económicos y sociales, a realizar los mejores y mayores  esfuerzos en “hacer lo que debe hacerse” (sin diatribas políticas, excusas coloquiales o maniobras electorales)  para el bien colectivo de forma estable y permanente. Fiel ejemplo de ello lo encontramos en los respectivos discursos de los jefes de gobierno de la República de Cuba y de los Estados Unidos de América:
El Presidente Raúl Castro ante la Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Palacio de Convenciones-Cuba: 20-12-2.014): “..Nos alegra que aumenten de manera gradual los salarios de aquellos trabajadores que laboran en las actividades con resultados más eficientes y reportan beneficios de particular impacto económico y social. Sin embargo, debe quedar bien claro que no se puede distribuir una riqueza que no hemos sido capaces de crear, hacerlo conllevaría serias consecuencias para la economía nacional y de cada ciudadano. Soltar dinero a las calles sin un incremento correspondiente de las ofertas de bienes y servicios generaría inflación, fenómeno que entre muchos otros efectos nocivos reduciría la capacidad adquisitiva de los salarios y de las pensiones, golpeando en primer lugar a los más humildes. Y eso no lo podemos permitir”.
Por su parte el primer mandatario Barack Obama frente a una sesión conjunta del Congreso de EEUU (20-01-2.015): “…En este momento, con una economía en crecimiento, una disminución de los déficits, una industria desbordante y una producción energética en auge, hemos salido de la recesión… Ahora depende de nosotros elegir qué  queremos ser en los próximos quince años y en las décadas venideras. ¿Aceptaremos una economía en la que solo algunos de nosotros vivamos espectacularmente bien?; ¿O nos comprometeremos a desarrollar una economía que genere sueldos que aumentan y oportunidades para todos aquellos que se esfuercen?; ¿Vamos a dejar que lleguemos a dividirnos en facciones y nos enfrentemos los unos contra los otros, o podremos recuperar el sentido de propósito común que siempre ha propulsado a Estados Unidos hacia adelante?”
Ambos pronunciamientos, aunque de posturas ideológicas diferentes, denotan nítidamente coincidencias de visiones: contribuir al bienestar sustentable de su pueblo. Población ésta que demanda a sus gobernantes: que le digan las cosas como son, con absoluta transparencia; que no le regalen nada, sino que promuevan  y ofrezcan el apoyo debido para progresar, pero gracias al propio esfuerzo y desarrollo de las capacidades; que  indiquen el camino a seguir en la correcta “administración del hogar” (equivalente a vivir dignamente).

Pedro Morales. Economista. Docente Universitario. UNET-ULA.  @tipsaldia 



Nota: en relación a la gráfica, D y S son respectivamente la demanda y oferta de un bien cualquiera.

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