Diario La Nación: “El problema económico de Venezuela es en esencia ético-cultural” (San Cristóbal: 03-12-2.014)



La “ética”, como proceso cultural,  comprende el conjunto de valores, tradiciones y costumbres que el ser humano de manera general, constante, uniforme y duradera va adquiriendo e incorporando a lo largo de su  existencia, y que los utiliza de forma consciente o inconsciente en su quehacer diario. En el caso venezolano, el componente ético tiene una gran preponderancia hasta el límite que permite precisar la siguiente premisa fundamental: “El problema económico que vive Venezuela, en términos de su funcionamiento estructural y  desde su origen o raíz histórica, es en esencia un problema ético-cultural”.
Por problema económico entendemos el proceso de toma decisiones ineficaces e ineficientes en la misión de “Sembrar el Petróleo”,  que han impedido la conformación de una diversificada base de actividades económica con elevados niveles de productividad, y por tanto no han permitido a lo largo de la historia, satisfacer nuestras necesidades propias de forma sustentable.
Sin embargo, esta manera de proceder no es por generación espontánea. Es producto de un proceso de enclave, arraigado profundamente no solamente en los cimientos de la sociedad venezolana, sino que incluso se ha internalizado en su propia constitución genética, mental, emotiva y hasta espiritual, que aparte de haber  condicionado la ejecución de un autóctono  proyecto de progreso y calidad de vida, ha transculturizado  y  tergiversado el sistema ético y de valores, generando en consecuencia una incorrecta  jerarquización de las  prioridades de la nación.
Bajo esta contextualización es posible dilucidar aunque sea de forma aproximada, el sinnúmero de situaciones y accionar de los diferentes agentes económicos, sociales y políticos, que de manera habitual resultan contradictorias,  irracionales o sencillamente inexplicables. Sin embargo, todas ellas convergen a un punto de coincidencia caracterizado por un “problema económico que  involucra en el fondo un problema del tipo ético-cultural”, y que a continuación se pasa a ilustrar:
La liquidez monetaria es la cantidad de dinero que circula en el sistema económico, y dado que viene un año electoral es muy seguro que seguirá incrementándose a un ritmo sostenido, gracias a la práctica de ilusión monetaria de crear dinero inorgánico (bolívares sin estar respaldado por mayor producción). Por otro lado, las reservas  internacionales constituyen el  monto en  moneda extranjera, como el dólar USA, que Venezuela dispone  para hacer frente a sus compromisos internacionales (donaciones, pagos de deuda, alimentos, etc.); y ante la caída del precio del barril del petróleo, que supone que las mismas tendrán una reducción importante. Con el agravante, que en este caso no se tiene la facultad “soberana” para crear dólares como se puede hacer con  los bolívares.
Resulta entonces, que cuando se relaciona la liquidez monetaria con respecto a las reservas internacionales, arroja un tipo de cambio bolívar con respecto al dólar (denominado implícito: en la actualidad se ubica alrededor de los 78 Bs por dólar USA), que bajo las condiciones anteriormente señaladas, no es, ni tampoco será el  más  adecuado para preservar la  salud económica del  país.
Sin embargo, dado el factor ético-cultural la problemática se complica,  en el sentido que algunos actores se aprovechan de las mismas circunstancias disfuncionales y de enclave existente, al comenzar a especular y sacar ganancias desleales con las referencias oficiales y reales del tipo de cambio peso colombiano por dólar USA, y tipo de cambio oficial e implícito del bolívar con respecto al mismo dólar USA. Por ejemplo, la relación oficial peso colombiano con respecto a un bolívar se ubica en 348,10. No obstante, el tipo de cambio implícito define una relación peso colombiano por bolívar venezolano que se puede ubicar en un techo aproximado (en las actuales condiciones y con tendencia a agravarse)  de 27,70  pesos por cada unidad de bolívar, el cual viene dado por la relación del tipo de cambio oficial del peso en relación al dólar USA que se ubica aproximadamente en 2.158 pesos por $USA; y nuestro tipo de cambio implícito (2.158/78). De esta forma, existe un diferencial cambiario en términos del dólar implícito, pero también y con evidencia comprobada con el dólar preferencial o SICAD el cual puede generar una ganancia que supera con creces los doscientos pesos por bolívar. 
Pedro Morales. Economista. Docente Universitario. UNET-ULA. @tipsaldia

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