Laberinto
“Cada vez que atravieso
la trocha o paso por el puente me arriesgo a cualquier cosa. Siento
taquicardia, se agita la respiración y
me sube la tensión, pero consigo retirar el dinero que me envían para poder comprar comida y medicinas, ya que
el sueldo que recibo por mi trabajo no alcanza para nada... No miro para los
lados y solo me encomiendo a Dios, aunque si debo decir que cuando regreso a mi
casa me desplomo en lo físico y emocional…” (María García en su travesía de
cruzar la frontera colombo-venezolana. Fecha: marzo de 2019)
El neurocientífico Paul Maclean (1913-2007) en su teoría
del cerebro triuno: “Es como si en nuestra cabeza
convivieran un cocodrilo, un caballo y un ser humano, y que las decisiones las
tomaran entre los tres (aunque no siempre de común acuerdo)”.
En efecto, en un plano
de antropología cultural y neurociencia, nuestro cerebro está conformado por el
reptiliano, el límbico y el neocórtex. Destacándose que al nivel reptil o
primitivo (más de 500.000.000 años de antigüedad) no se razona ni el componente
emocional del individuo funciona equilibradamente, sino lo que predomina es el
instinto de supervivencia o de conservar la especie: no hay pensamiento lógico
que maneje el comportamiento, simplemente se reacciona para enfrentar y superar toda situación
adversa a la existencia. Además de controlar la vida instintiva, este sistema
cerebral cumple funciones básicas como
la presión sanguínea, la respiración, la temperatura corporal, etc., por lo que
no es difícil deducir que sean alterados
con ese ritmo de vida, y por ende afectado el estatus de salud integral de la
persona, acentuada la dualidad en detrimento de la unidad humana y arriesgada
la posibilidad real de ascenso hacia un
nivel superior de conciencia.
En la misma línea de
análisis, el psiquiatra e investigador en el ámbito de la conciencia, David
Hawkins (1927-2012), en su producto académico “Trascender
los niveles de conciencia: La escalera a la iluminación”,
destaca desde su dedicatoria que es fundamental “la liberación del espíritu
humano de la servidumbre a la adversidad y la limitación que acosa a la
humanidad desde adentro y desde afuera”.
Por ello en el mapa de
los niveles de conciencia de Hawkins, el cual abarca mil estratos desde el
estado de la desesperación, la culpa y el oído vengativo, etc., hasta la
cúspide donde se alcanza el verdadero amor, la alegría, la paz y la iluminación,
es decir la ansiada unidad en su plena concepción: Dios; es de trascendental
importancia la implementación de un “plan espiritual de compasión y
misericordia” sustentando en la “transustanciación”
(explicado didácticamente por el carismático sacerdote Giancarlo García de la Catedral
Basílica Menor de la Inmaculada Concepción de Mérida
el 24-06-2019). Esto a favor de
conciliar en armonía la brecha
existente en la dualidad universal: sintetizada en la noción del yin y el yang y el regreso al tao y en la novela
“El doctor Jekyll y el
señor Hyde”
(1886).
Cuatro ideas conclusivas respecto a lo
formulado:
1) El proceso de sanación y crecimiento
progresivo hacia el restablecimiento del equilibrio cerebral, y el ascenso por
los niveles de conciencia, es análogo al recorrido por un laberinto o dédalo;
esto tal como el que pudiera ser ilustrado con el localizado en la “Catedral de Chartres” (Francia, 1920):
símbolo místico de totalidad, transformación y unidad sagrada.
2) La genuina felicidad que no depende de la
riqueza material, es el paradigma emergente que resalta con firmeza inequívoca.
Sin embargo, es menester que a las personas se les garantice sin ningún tipo de
condicionamiento o excusa política, el goce pleno de sus
derechos humanos fundamentales, y por consiguiente que puedan disponer de
una estructura salarial
indexada (actualizada al 25-06-2019) que esté
sostenido por un salario mínimo vital: como lo establece el artículo 91 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
3) El advenimiento inminente de un nuevo orden
mundial, perfilado por un poder hegemónico compartido por la multidivesidad de divisas de reserva y uso mundial, exige el dialogo sincero y el consenso
certero por parte de las naciones vanguardistas en este ámbito; lo que supone
en el marco de la “piedra filosofal”, estar verdaderamente identificados con
los valores de transmutación de la humanidad (“alquimia espiritual”), marginando entonces
toda conducta mezquina de fomentar la “guerra fría” en cualquiera de sus
modalidades (convencional y
no-convencional), donde poblaciones
enteras (como la venezolana) salen perjudicadas (en los aspectos aquí tratados
también) por los excesos en el uso del poder mal concebido: con efecto
multiplicador negativo sobre todos los países vecinos de la región.
4) El fetiche de la “dolarización burbuja”, producto del triángulo perverso
bolívar-peso-dólar, aunado a la entronización de los falsos ídolos y mesías
inescrupulosos, se aprovechan de los comportamientos reptileanos y bajos
niveles de conciencia, para de forma desleal justificar su accionar inmoral, el
cual está basado en el quebrantamiento
sistemático de la plataforma constitucional,
el derecho internacional e invocación a mayor “oscuridad”.
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. 2018-2019.
Pedro
Morales.
Economista
ULA (1989)
Docente
Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
Profesor Titular
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