Apagón...
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http://www.radiofeyalegrianoticias.net/sitio/apagon/red-de-opinadores/
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En
al menos 55% de los hogares venezolanos existe la carencia y la imposibilidad
económica para adquirir medicamentos que permitan el sostenimiento de una buena
salud y vida en toda su concepción. Como muestra de tal padecimiento:
1)
basta con tener un vivencial, pero de carácter netamente humano, en los
distintos centros hospitalarios (sin sesgo político nacional o internacional),
y particularmente, en la sala de emergencia pediátrica y los pisos 7 y 8 del
HULA de Mérida, donde la desnutrición agravada y los distintos casos de
enfermedades crónicas (como leucemia, hepatitis, diabetes y pare de contar) que
presentan gran número de infantes, ponen en alto riesgo su esperanza de vida y,
por ende, el de la sociedad entera: “los niños son el presente y futuro”;
2)
solamente en el núcleo y entorno familiar que me corresponden, se tiene por un
lado la imperiosa necesidad de tratamiento médico diario (por hipertensión,
tiroides, síndrome metabólico, artritis, diverticulosis, depresión y ansiedad),
y además, una urgente intervención quirúrgica. Pero con el salario “infravital”
que se devenga en relación con el crecimiento de la tasa de inflación con tasa
exponencial, todo es imposible de cubrir con la premura que exige cada caso. Y,
lamentablemente, estas situaciones no pueden esperar a que llegue el turno en
los planes de salud del Ejecutivo nacional o en las “bolsas humanitarias” del
exterior.
Mientras
sigan existiendo niños desnutridos por carencia de nutrientes, la población
entera sufriendo de enfermedades con altos riesgo de fatalidad porque no se
pueden tratar debidamente, y gran número venezolanos inocentes falleciendo en
manos del hampa y del terrorismo en cualquiera de sus formas y modalidades, se
mantendrán, indefinidamente, la pobreza y la miseria en el tiempo, y para nada
se podrán encontrar las anheladas “paz y libertad”.
Todo
ello como consecuencia de continuar terca e insensatamente con la
“conflictividad política irracional”, que sin duda alguna está motivada por
“factores externos imperiales de diferentes bandos”, que impiden buscar una
solución civilizada atinente a nuestra propia identidad y conveniencia.
El
apagón nacional que se produjo el pasado jueves 7 de marzo y que hasta este
momento (miércoles 13 de marzo a la 1:00 am) aún se mantiene en algunas zonas
de Venezuela, independientemente de las razones técnicas, cibernéticas,
gerenciales, naturales o personales que lo justifiquen, es un acto criminal e
inhumano, cualquiera sea la procedencia de sus autores intelectuales y
materiales, y lo único que ha generado es un mayor sufrimiento, calamidad y
desesperación en toda la sociedad, sin ningún tipo de distinción.
Todos
los que consideren que esta tragedia nacional se resuelve a través de una
intervención militar extranjera (que pareciera era el objetivo que pretendía el
“apagón” inducido y deliberado), están en pleno derecho de expresar su
pensamiento. No obstante, lo que un respetable grupo de ciudadanos considere
como la gran verdad, no quiere decir que para todos los demás sea la única,
absoluta e irrefutable. En todo caso, si se apela al artículo 187
constitucional (numeral 11) no se debe desvincular del respetivo artículo 71:
“Las materias de especial trascendencia nacional podrán ser sometidas a
referendo consultivo…”.
En
efecto, la solución está por el lado de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, dado que precisamente el conflicto político actual
proviene del irrespeto sistemático del cual ha sido víctima la “norma
fundamental”: el mismo artículo 233 ha sido sometido a una interpretación vaga,
arbitraria, sesgada e inconstitucional.
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”.
UNET. Años: 2018-2019.
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