Diario La Nación: “Ningún almuerzo es gratis” y menos aún si proviene del FMI o la PRC (San Cristóbal, 21-01-2.015)



Frases como “ningún almuerzo es gratis” ilustra  aquel axioma económico relacionado con la  “Teoría de la Economía Social”  que postula: nada  en la vida es gratuito, sino por el contrario todo involucra un costo explícito o implícito (que alguien paga o pagará).
En la Venezuela contemporánea correspondiente al periodo 1.958 -1.988  los ingresos  por concepto de venta de petróleo alcanzaron  el monto aproximado de 400.000 millones de dólares USA (USD): equivalente a 21.325 USD  para cada  venezolano (con una población de 18.757.390 habitantes para el año 88). Sin embargo, producto de la inefectiva y equivocada gestión gubernamental, sustentada en complicidades y por un negligente   silencio institucional, los problemas de orden estructural se manifestaron en  persistentes y recurrentes  desequilibrios macroeconómicos: alta inflación, controles de precios, escasez y desabastecimiento, tasa de interés negativa, sobrevaluación, déficit en balanza de pagos y saldo negativo presupuestario, nivel crítico de las reservas internacionales, incremento de la deuda interna y externa (país con alto riesgo de morosidad y quiebra), etc.
Es necesario acotar que del quinquenio gubernamental venezolano  1.979-1.984 al siguiente 1.984-1.989 se desprendió una caída significativa en los ingresos petroleros: de un monto aproximado de 89 mil millones USD  a 47 mil millones USD. Este déficit en el flujo del fisco nacional de 42 mil millones USD obligó al gobierno  (que iniciaba su periodo en el año 1.989)  a solicitar ayuda financiera al Fondo Monetario Internacional (FMI). El préstamo fue cedido a Venezuela, de forma que pudiera contrarrestar los efectos nocivos de la crisis multidimensional que hacían estragos en las propias raíces de la sociedad. Un poco más de los 20 mil millones USD se le fue aprobado  bajo estricto control y supervisión por parte del FMI, donde el ejecutivo nacional a cambio, se comprometía a través de la firma de una carta de intención, a la aplicación inmediata de un “Programa de Ajuste Macroeconómico”: el cual significó en la practica un incuantificable costo  social y político.
Expresiones como  “dónde están los reales” o “recibo una Venezuela hipotecada”  estigmatizan el acontecer venezolano que ha girado en torno al rentismo petrolero. Sobre esta realidad se inicia una “nueva era” gubernamental en el año 1.999.Este periodo de crecimiento y bonanza no sustentable, se ha apoyado en los ingentes recursos monetarios provenientes de la venta de petróleo: hasta el 2.014 se estima una cifra aproximada de 800.000 millones USD, lo que equivale a 26.486 USD por venezolano. Lamentablemente la tesis del desarrollo endógeno no se cristalizó, la cultura del ahorro como institución nunca se consolidó y las previsiones para los tiempos de crisis se subestimaron (los desequilibrios macroeconómicos “mutaron” y reaparecieron con mayor fuerza y contundencia); y ante la caída estrepitosa de los precios del “oro negro”, nuevamente el país cae en una situación de déficit: ante un piso inminente de los 35 USD por barril de petróleo se estima una merma en los ingresos (anuales) que pueden estar en el orden de los 35 mil millones USD.
Llámese “guerra económica” o “economía de guerra”, lo cierto es que la “hecatombe” económica-social-emotiva que  se hace advertir (y que puede aún evitarse), exige la consecución   de fuentes alternativas y externas de financiamiento: que sean accesibles en buena lid y que no atenten en contra  del acervo patrimonial. En tal caso, el gobierno nacional se ha focalizado “estratégica” y esperanzadoramente que el origen de los fondos provenga principalmente de la República Popular China (PRC): a sabiendas que de antemano se impondrán estrictas y rigurosas condiciones para su posible  asignación.
Gracias a una gestión exitosa en la aplicación del modelo económico de “Sustitución de Importaciones” (y a otra amplia gama de multifactores de tipo capitalista), la PRC  (que tiene la mirada puesta en América Latina)  en la actualidad ocupa el más alto nivel en la categoría de potencia en el ámbito mundial. Igualmente posee características muy singulares que la perfilan como un imperio; y en consecuencia, inminente la posibilidad de desarrollar políticas y acciones de corte imperialista en otros países “periféricos”: I) Invertir y controlar industrias básicas; II) Acceso a materias primas y a nuevos mercados para venta de sus productos procesados; III) Interés evidente en los “commodities”    energéticos y metales; y su negociación en los mercados de futuro; IV)  Empleo de mano de obra “barata”;V) Colocación de excedentes de población; VI) Ampliar y dominar sectores estratégicos; etc.
Pedro Morales. Economista. Docente Universitario. UNET-ULA. @tipsaldia

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