“Cerraron todas las Universidades”
Intelligenzaktion, Intelligence
action o acción de inteligencia, fue el proceso maléfico y criminal de
exterminio de la cultura y con ella la “estructura cerebral” de la sociedad
polaca por parte del imperio nazi, la cual no se limitó exclusivamente a la
destrucción del patrimonio cultural tangible que suponía un inconveniente para
el arraigo y expansión del Tercer Reich, sino que se hizo palpable en el
genocidio (planificado antes y desarrollado atrozmente en la época de la
Segunda Guerra Mundial) de los referentes intelectuales de Polonia (así como habían
hecho los turcos con el pueblo armenio entre 1915 y 1923): entre ellos, profesores, activistas
políticos, estudiantes, jueces, militares veteranos, periodistas, científicos,
empresarios, médicos, abogados, escritores, artistas, músicos, filósofos, deportistas,
sacerdotes (más del 90% de la población polaca de religión cristiana), etc.
«Como
parte del plan nazi para destruir Polonia, los alemanes se involucraron en un
genocidio cultural, basado en el saqueo y la destrucción de bibliotecas,
museos, institutos científicos y laboratorios, así como monumentos nacionales y
tesoros históricos. Cerraron todas las universidades, escuelas secundarias
y se involucraron en el asesinato sistemático de eruditos, maestros y
sacerdotes polacos. Se quemaron millones de libros, incluido
aproximadamente el 80% de todas las bibliotecas escolares y las tres cuartas
partes de todas las bibliotecas científicas. A los niños polacos se
les prohibió adquirir educación más allá del nivel elemental con el objetivo de
que la nueva generación de líderes polacos no pudiera surgir en el
futuro. Según un memorando de mayo de 1940 de Heinrich Himmler: "El
único objetivo de esta educación es enseñarles aritmética simple, nada más allá
del número 500; escribir el nombre de uno; y la doctrina de que es ley divina
obedecer a los alemanes" » (United States Holocaust Memorial Museum)
Este hito histórico
aunado a los tres textos expositivos que antecedieron, i) “Salario de exterminio”,
ii) “Hambreador”
y iii) “¡Auxilio!,
nos estamos muriendo”, constituyen un cierto soporte y marco
teórico, que resulta netamente enriquecido al contrastarse con citas textuales
de sendos discursos de orden por parte de tres distinguidos
docentes universitarios. Los mismos pueden apreciarse totalmente en: Apunet,
05-12-2017, https://bit.ly/3BRefPq
“El saber es peligroso.
La ciencia puede ser un arma susceptible de preocupación. Los libros de las
ciencias blandas y de las ciencias duras que se mandan a leer en las
universidades, causan pánico en las alturas del poder. Los profesores
universitarios que hacen su trabajo con seriedad pueden ser comparados como
unos conspiradores. Cuando la juventud crece en la parcela de la autonomía del
pensamiento y en la labranza de las polémicas animadas por sus tutores, la
dictadura topa con un antagonista formidable. Por eso el gobierno hace todo lo
posible para que los profesores de las universidades autónomas desaparezcan del
mapa.
La
crisis económica no sólo está destruyendo nuestro presente, sino que también
está acabando con el futuro: la deserción universitaria se ha incrementado en
los últimos tiempos, ya que una parte nada despreciable de jóvenes, se están
viéndose obligados a sacrificar su preparación académica para poder hacerle
frente a la crisis. El ausentismo a clases está llegando a 60%. Esta sociedad
está encaminada a la destrucción porque su futuro no le ve sentido a la
formación académica. Si nos quedamos sin profesionales debidamente formados,
imagínate qué nos depara el mañana. Entre
30% y 50% de los catedráticos que ocupan cargos académicos en las universidades
nacionales, se está marchando de Venezuela. No les alcanza el sueldo para la
atención de sus necesidades más elementales. Solo pocos se pueden vestir
decentemente para trabajar en el aula. Hay entre 30 y 50 renuncias por cada año
en el área de la docencia, sin que se encuentren los reemplazos adecuados.
Otra problemática evidenciada en
la crisis universitaria, es el deterioro en la infraestructura de nuestra
universidad, así como también de la insuficiencia de nuevas edificaciones, de
equipos, materiales e insumos necesarios para el buen desempeño de la docencia,
de la investigación y de la extensión.
Individuos e instituciones vacilan ante la sombra apocalíptica del mal que
nos amenaza permanentemente, pero todo está en la voluntad creadora de Dios,
cuya dimensión no sólo rebasa los estrechos linderos de la materia, sino
también de la razón y la verdad. No es solamente los hombres los que hacen la
desgracia de los pueblos, sino los hombres adoctrinados que cuando se separan
del centro de la verdad, Jesucristo, se convierten en arietes que destrozan y
pulverizan a los pueblos” (Moreno, J.;
2017)
“En la actualidad la Universidad ha sido afectada por las políticas
económicas e ideológicas gubernamentales
que han sometido a los presupuestos de las Universidades a recortes y a la
eliminación de programas y proyectos de docencia, investigación y extensión. Se
ha desmejorado el sueldo, los beneficios, seguridad e incentivos del personal
que labora en las Universidades y que influye directamente sobre la calidad y
desarrollo de lo que debe ser la Universidad y el rol del profesor
Universitario.
Por otra parte, el panorama del país poco alentador y esperanzador ha
causado una alta emigración de docentes, estudiantes y demás personal que
labora en las Universidades. Como reseña un medio de comunicación social “la
educación parece no ser una prioridad”.
La educación no aporta la seguridad ni para los educandos ni para los
que educan. La “educación superior se
agrieta y se rompe” y la vida del país se vuelve una circunstancia de
sobrevivencia. La posibilidad de hacer
investigación, postgrado, asistir y participar en congresos y eventos
nacionales e internacionales, actividad ineludible y que servía de incentivo al
profesor universitario, es misión imposible.
Por otro lado, la interrupción constante de las clases y la casi
obligatoria reducción de horario por la problemática de paros, transporte,
inseguridad, manifestaciones y protestas han aumentado el abandono de los
estudiantes a las universidades públicas, quienes debido al alto costo de la
vida no pueden darse el lujo de perder tiempo.
También es importante resaltar que un gran número de jóvenes deben
trabajar sin haber culminado sus estudios para poder ayudar con la manutención
de su hogar, por lo que deben compartir sus labores de estudiantes con el
trabajo o sencillamente abandonar los estudios, porque en esta Venezuela la
prioridad es sobrevivir. Puedo seguir mencionando un sinfín de situaciones que
hacen casi imposible la hermosa labor de aprender y producir conocimiento” (Díaz,
A.; 2017)
“No
puede haber paz en los profesores venezolanos cuando cada vez más los cercos de
las políticas gubernamentales van cercenando, desapareciendo, desvaneciendo las
potencialidades de aquel desarrollo plasmado en la Constitución; sus salarios no alcanzan para vestir, educar,
alimentar y dar seguridad, vivienda a sí mismos y a su propia familia; la
precariedad acentuada de los sistemas de seguridad social; los vociferados aumentos salariales causan
congoja porque se pulverizan ante la galopante hiperinflación; se les restringe la salida del país para
compartir saberes con sus pares…
Las renuncias de los
profesores proliferan por doquier, los concursos quedan desiertos al no
vislumbrarse perspectivas de desarrollo en nuestras universidades; las
convenciones colectivas que constriñen la verdadera esencia del ser profesor
universitario calzando, a la fuerza, realidades disímiles; las restricciones
para acceder a equipos, bienes, materiales y libros bien por sí mismos o por
carencia de las propias universidades al verse estruendosamente limitadas por
un presupuesto asignado, sujetas a la dañina práctica gubernamental de los
créditos adicionales que impiden algún atisbo de planificación.
A lo cual se une la
notable y acentuada deserción de nuestros estudiantes quienes emigran en
búsqueda de otros horizontes que les permitan vivir dignamente y alcanzar sus
sueños; así, las universidades van
quedando desoladas de intelectualidad, del debate crítico reflexivo que
alimenta el crecimiento del conocimiento y del saber, erigida raíz fundamental
de nuestra acción como profesor, oficio o actividad, evocando aquellos
artesanos, que hemos escogido libremente
como fuente para el desarrollo personal, regional y del país, siendo
protagonistas de la formación intelectual, profesional y hasta personal de la
maravillosa masa estudiantil que viene a nuestra Universidad, con sus
ilusiones, transparencias y alegrías juveniles…” (Nuñez, E.; 2017)
Atmósfera espiritual:
“Participando de su
fuerza (de Dios) para soportar la dureza
de estos últimos tiempos y la plaga venidera que satanás está lanzando sobre la
humanidad. Pueblo de Dios hay poco tiempo para prepararse. La crisis está casi
sobre ti. Prepara tus provisiones, prepara tu refugio seguro confiando en
nuestro Señor y salvador Jesucristo para tus necesidades. Obtenga las medicinas
celestiales necesarias para combatir la infección, el aceite bendito del buen
samaritano. Ahora es el momento para pararse detrás del escudo de la fe, sin
dejar que su fe vacile. El colapso económico abrirá el camino para la marca de
la bestia que ya no puede ser subyugada. El anticristo ya está sobre vosotros
con sus armas de destrucción. El oso ruge haciendo valer su poder mientras que
las naciones comienzan a cumplir con un nuevo orden mundial. El libre albedrio
de la humanidad está dominado por el orgullo mientras se alaban los errores de
este mundo, desatando una oscuridad siniestra sobre el mundo…” (Mensaje completo en: https://bit.ly/3IxFhgU
)
Referencias:
Apunet (05-12-2017).
Discursos. Día del profesor universitario: https://bit.ly/3BRefPq
La Nación
(20-02-2022). ¡Auxilio!, nos estamos muriendo: https://bit.ly/35rclsk
La Nación (13-02-2022). Hambreador: https://bit.ly/3rXfo4y
La Nación (06-02-2022). Salario de exterminio: https://bit.ly/3HMU6vP
United States Holocaust Memorial Museum. "Poles: Victims of the
Nazi Era": https://bit.ly/3pAGeOr
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”.
UNET. Años: 2018 al 2022.
Pedro Morales.
Economista
ULA (1989)
Docente
Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
Profesor
Titular
Comentarios
Publicar un comentario