Todos contribuimos a empeorar la situación
A propósito de la reconversión monetaria en
Venezuela, existe una creencia generalizada, que salir de los bolívares
inmediatamente o no aceptarlo por parte de los comerciantes es equivalente a
ganar, pero resulta que el efecto que se sigue generando es empeorar aún más el
proceso de megahiperestanfacion y maxidevaluación.
Al final de cuentas, todos contribuimos a empeorar la situación.
La incertidumbre y las expectativas negativas por supuesto que se originan por
la falta de confianza y credibilidad en todo lo que representa el trágico
modelo económico político del gobierno venezolano, pero también existen los
cómplices de supuestos bandos contrarios ( a nivel nacional e internacional), que con propósitos malignos, se aprovechan de
esas circunstancias nefastas para seguirse beneficiándose con la terrible
perversidad de la conflictividad política irracional en todo y para todo, y
además enriqueciéndose a costas de mayor
padecimiento de los más vulnerables e inocentes... Entonces, la solución no es
seguir “cargando el polvo en los pies” y hacer “caer fuego” sobre esas personas…
Si la humanidad
aprendiera a “sacudir el polvo de los pies”, cuantas amarguras se ahorrarían, cuantos
disgustos y molestias se esquivarían, cuantos enojos, sufrimientos se eludirían,
y sobre todo cuantos resentimientos y deseos de venganza se evitarían. Pero no,
el ser humano en general se empeña en “cargar el polvo en los pies”. El género
humano insiste en acumular odios, resentimientos, divisiones, desquites,
resentimientos, violencia, etc. Una especie humana que pareciera que la
fraternidad ha sido olvidada, mientras que el odio entronizado y enseñoreado en
absolutamente todo. «Y en cuanto a los que no os reciban, al
salir de esa ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra
ellos» (Lucas 9:5)
Asimismo, un número
significativo de personas pueden estar aferrados a la ira, a la rabia, al odio,
al resentimiento, al deseo de hacerle daño al otro, dañar por dañar, maltratar
por maltratar, de manera irracional con argumentos seudológicos, en el sentido
que se está buscando justicia o se está buscando un mundo mejor. Sin embargo ese escenario donde se aspira que “caiga fuego del cielo” para
destruir al contrincante, rival o enemigo, en extremo está divorciado con la justicia y en esencia no representa un mundo mejor: ese
anhelo de arreglar las cosas a golpe, de
maldecirnos, de hacer daño, de que “caiga fuego del cielo” en contra de
alguien, no es nada original y no tiene nada de extraordinario. «Señor, ¿quieres que mandemos que
descienda fuego del cielo, y los
consuma?» (Lucas 9:54)
Indudablemente la
angustia y la desesperación forman parte de la naturaleza humana, pero
igualmente no debe olvidarse que ambas son malas consejeras. En un momento absorbido
por esa negatividad, cualquiera puede perder la cordura, la paciencia, la
toleración o la comprensión, conllevándoles a decir o hacer cualquier desatino con
alto grado de barbaridad. Pero se nos
olvida que todos, en menor o mayor grado
somos pecadores.
No obstante, nosotros no
somos de acero, los eventos de la vida nos afectan en mayor o menor
proporción, pero eso no debe justificar
la tendencia de querer desahogarnos o desquitarnos con otras personas humildes
e inocentes, propiciando con esta actitud negativa que se alargue la cadena de
la violencia y mayor padecimiento. «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen,
haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen» (Mateo 5: 44)
Estamos de acuerdo que con
esa forma de pensamiento y proceder no es sencillo contener los impulsos contraproducentes,
de desear que “caiga fuego del cielo” en contra de los supuestos “enemigos”,
pero solo con la ayuda del Padrenuestro es posible “sacudirse el polvo de los
pies”, no seguir cargando ese peso que nos perturba la vida, que nos enferma en
nuestra vida interior y el entorno. Entreguémosle todo a Dios, para que nos
siga fortaleciendo, consolándonos e iluminándonos la vida con su Divina Misericordia: «Recoge mis lágrimas en tu odre Dios mío» (Salmo
56)
Referencias:
1) El Nacional
(25-09-2021). Mezcla de comunismo, fascismo y capitalismo: https://bit.ly/2WtuSQR
2) El Nacional
(18-09-2021). Deflación social: https://bit.ly/3utpWb1
3) Perspectiva Económica
(25-04-2018). “Cura de verdad” – “Círculos viciosos”: https://bit.ly/2YiwopH
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET.
Años: 2018 al
2021.
Pedro Morales.
Economista
ULA (1989)
Docente
Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
Profesor
Titular
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