PARLAMENTO: raíz de la crisis multidimensional
“En este momento histórico de Venezuela, están
convocadas para el próximo mes de diciembre las elecciones
parlamentarias…Resulta inmoral cualquier maniobra que obstaculice la solución
política y social de los verdaderos problemas presentes en el país…”
“Ante esto, un grupo importante de líderes y de
partidos políticos ha expresado su voluntad de no participar en las elecciones
parlamentarias. Esto no basta, deben asumir la responsabilidad de buscar
salidas y generar propuestas para el pueblo que durante años han creído en
ellos, pues la sola abstención hará crecer la fractura político-social en el país
y la desesperanza ante el futuro”.
“Esta decisión de abstenerse priva a los ciudadanos
venezolanos del instrumento válido para defender sus derechos en la Asamblea
Nacional. No participar en las elecciones parlamentarias y el llamado a la
abstención lleva a la inmovilización, al abandono de la acción política y a
renunciar a mostrar las propias fuerzas”.
“Algo semejante pasó en diciembre de 2005, y no tuvo ningún
resultado positivo. A pesar de las irregularidades, la participación masiva del
pueblo es necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo de
parte del gobierno”.
“El momento actual exige la participación plena y libre
de todos los partidos y movimientos políticos, junto con el compromiso
ineludible de las autoridades y los dirigentes de los mismos, de dejar a un
lado sus propios intereses para promover el bien común y el servicio a todo el
pueblo venezolano…” (a)
Previo a la emergencia sanitaria mundial por efecto
del patógeno inducido, Venezuela estaba padeciendo una compleja crisis
multidimensional. Resulta entonces
oportuno caracterizar (no exhaustivo) dicho escenario trágico-conflictivo:
i) Falta de autonomía de los poderes del Estado que afecta
la institucionalidad y la gobernabilidad; ii) Pobreza y manifiesta tendencia
regresiva remunerativa de todos los trabajadores: el salario mínimo está por
debajo del salario mínimo vital (artículo 91 de la carta fundamental); iii)
Proliferación de estructuras monopólicas de tipo “heterodoxa”; iv)
Implementación del “marxismo cultural” que atenta en contra del sistema de
valores morales, éticos y espirituales; v) Violación sistemática de los
derechos humanos; vi) Creciente corrupción; vii) Desequilibrios macroeconómicos
recurrentes; viii) Potencial condición de hambruna ; ix) Abandono de la
infraestructura económica, social y política (capacidad productiva, aparato
agrícola e industrial, vías de comunicación, plataforma hospitalaria, base
educativa, sistema universitario, etc.); ; x) Destrucción del aparato
productivo nacional: la escasez, desabastecimiento y la consecuente “megahiperestanflacion” (inflación, desempleo, estancamiento) dentro de
una espiral decadente e involutiva.
Entonces, en plena consonancia con las anteriores
proposiciones sistemáticas y el escenario de “plandemia” (Ver: https://bit.ly/2Cu3iZA ) que se ha venido argumentando, se hace una
aproximación retrospectiva acerca de uno de los factores claves explicativos de
este panorama sombrío venezolano: Poder Legislativo, Asamblea Nacional o
Parlamento.
1) El Poder
Legislativo es una pieza clave en la construcción del ordenamiento jurídico,
por lo que el 4-12-2005 no solo significó un acto soberano de votación en el
que fueron electos diputados para la Asamblea Nacional, el Parlamento
Latinoamericano y el Parlamento Andino.
2) Además,
este proceso electoral define un momento histórico que representa un
trascendental punto de inflexión en la dinámica de la sociedad venezolana, que
lamentablemente algunos dirigentes de los principales partidos
políticos, que cumplían el rol de “opositores” al gobierno nacional, no
“evaluaron” ni “valoraron” a plenitud los enormes e incuantificables
costos en que se incurrían al tomar una decisión política equivocada al
retirarse de las elecciones (y hacer campaña por la abstención), con la débil
argumentación que existían circunstancias adversas que atentaban contra la
transparencia y la credibilidad del proceso electoral.
3) En el rol
que me correspondió ejercer como candidato a diputado de la Asamblea Nacional
en diciembre de 2005 (nunca renuncié a ese compromiso) y con el
estatus de independiente (sin maquinaria política y apoyo económico), es mi
deber recordar que esas mismas condiciones existían en el periodo previo de
postulación e inscripción de los candidatos, donde cada uno de los actores
políticos estaban plenamente informados de la anomalía e irregularidades
del sistema electoral: institucionalizadas a través del tiempo.
4) Con esta
decisión los actores políticos de oposición calculaban que disminuiría la
representatividad y legitimidad de los diputados elegidos (ningún gobierno del
mundo se pronunció oficialmente), no obstante, motivado a este retiro masivo de
los candidatos, y de invertir recursos en la campaña electoral para que los
venezolanos se abstuvieran de asistir al acto de votación, el sector del
oficialismo ganó la totalidad de los escaños del Parlamento.
5) Con la
consecuencia que el Ejecutivo Nacional nunca tuvo efectivamente obstáculos para
disponer de todo el poder, para manejar a su antojo y conveniencia la
estructura legislativa, la cual le ha permitido manipular la plataforma
jurídica, social, económica y constitucional (ANC, por ejemplo) a su imagen
y semejanza.
6) Todo se
ha venido agravando debido fundamentalmente por la ruptura del “hilo
constitucional” (más de 20 años en tal proceso), el cual se avizora con las
estratagemas (fórmula matemática o “kino” electoral por ejemplo) que
antecedieron y rodearon la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela de
1999, se deslinda drásticamente con las elecciones parlamentarias en diciembre
de 2005, arrecia trágicamente desde enero de 2016 cuando se declara
oficialmente la “emergencia económica”, colapsa y estrangula definitivamente
todo rastro constitucional con el proceso constituyente (2018), las elecciones
presidenciales de 2018, la autoproclamación indefinida del presidente
“encargado” de dos poderes públicos y el estatuto para la transición
democrática (2019).
7) La crisis
multidimensional que padecemos continuará intensificándose con fuerza, si en
definitiva el “diálogo sincero, las voluntades coherentes y las acciones
trasparentes” de los actores políticos, no rompen de una vez por todas con la
insensata e irracional postura de dar prioridad al mantenimiento del statu
quo y las cuotas de poder:
8) Por
tanto, se reitera nuevamente el “llamado cívico a la integración de todos los
poderes, Instituciones y organizaciones del Estado venezolano para que contribuyamos
a reconformar un pacto social basado en la conciencia humanitaria y la sensatez
ciudadana, y no en la fuerza de las armas y la irracionalidad de la violencia”.
9) El
pensamiento, verbo y acción que debemos reivindicar y hacer prevalecer se
fundamenta en la ética, la coherencia, la sensatez y el sentido común a favor
de la nación.
10) No se
descarta ninguna opción a participar y promover todo lo que permita “la
legitimación de todos los poderes públicos a través de algún mecanismo
constitucional”. Pero, además, nuevamente enunciamos de manera categórica
que de nuestra parte nunca renunciaremos a ninguna posibilidad que
represente un potencial bienestar sustentable para nuestro país y la
institución universitaria en todos los órdenes: iniciando por el espiritual.
(a) Comunicado de la
Conferencia Episcopal Venezolana (11-08-2020)
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET.
Años: 2018 al 2020.
Pedro
Morales.
Economista
ULA (1989)
Docente
Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
Profesor
Titular
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