¡Jezu, ufam Tobie!: ciencia, religión y lo espiritual hacia una sola realidad
“La ciencia sin religión es minusválida, la
religión sin la ciencia es ciega" (Einstein, 1930).
Recientemente en una red
social, se le hizo llegar una solicitud a un distinguido académico que cuenta
con un significativo número de respetables seguidores. La misma estaba
formulada en los siguientes términos:
Respetado doctor.
Agradezco el apoyo para hacer posible este producto académico: sin fines de
lucro. Se necesita la colaboración para concretar y divulgarlo: https://bit.ly/3I7dO6f
La ponencia relacionada fue exitosa: https://bit.ly/3HYuuNb Dios les bendiga.
Por otro lado la
respuesta fue la siguiente:
“No
veo cómo se puede mezclar la fe con la ciencia. Son dos caminos diferentes.
Ambos son válidos, pero mezclar ambas cosas lleva a confusión. Es un dislate,
con todo respeto. Aristóteles, conjugar ("conflate" en inglés) ambas
cosas. No creo que tú lo logres, con todo respeto. Me parece una empresa vana.
Deja a Dios en las alturas y a nosotros en el laboratorio”.
Si la ciencia y religión
buscan respuesta para las mismas preguntas, como por ejemplo el “Big Bang”, entonces: ¿Por qué se
consideran enfrentadas? ¿Es necesario
que una niegue a la otra? La ciencia no dice nada sobre la existencia de Dios,
y si es ciencia, entonces es causal suficiente para dedicar espacio y tiempo en
el estudio científico, metodológico y epistemológico de Dios y su influencia
espiritual en todas las dimensiones, áreas y disciplinas de la vida humana terrenal.
Además, el conocimiento
científico, aunque en ocasiones cae en el extremo cientificista, sus
principales características fundacionales se sostienen sobre la base del
continuo cambio dinámico, innovador y
trascendental, alejado rotundamente del pensamiento único. Por ejemplo, la
misma “Teoría de Relatividad” de Einstein tuvo fuertes críticas y resistencias
por parte de los científicos clásicos, que negaban los principios, postulados y
enunciados donde se levantaba tal teoría que amenazaba el orden imperante de la
“Física Clásica”: pero al final de cuentas se impuso la nueva teoría, dada las evidencias y resultados contundentes
que cambiaron y aceleraron el progreso de la humanidad. Pero también debe
recalcarse un análogo fenómeno que se generó con el propio Einstein, en relación al nacimiento de la “Física
Cuántica”.
“El
que tiene oídos para oír, oiga. De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo
veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este
pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus
ojos; Para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón
entiendan, y se conviertan, y yo los sane. Pero
bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque
de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no
lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13: 9-18)
Seguidamente considérense
las siguientes historias que conjugan la estrecha relación entre ciencia,
religión y espiritualidad. Estas fabulas puedan que no sean reales, pero en la
dimensión espiritual son de profundo impacto en el plano existencial:
I)
Alejandro III de Macedonia, mejor conocido como Alejandro Magno (Julio del 356
a.C. - junio del 323 d.C.), hombre
poderoso, gran guerrero y luchador, majestuoso Rey de Macedonia, Hegemón de
Grecia, Faraón de Egipto, gran Rey de Media y Persia, para quien no había ninguna nación que se le pudiera
enfrentar, porque todos caían arrasados y
sometidos bajo su Imperio, logró
acumular a través de este proceso indetenible de conquista, extraordinarias
riquezas, poderío ilimitado en lo terrenal y vertiginosa fama alusiva:
Alejandro el Grande.
Sin
embargo, cuando llegó el momento final de su vida y cayó enfermo en cama, llamó
a sus sirvientes más cercanos y colaboradores para expresarles la necesidad que
se cumplieran tres deseos al momento de su muerte. Estos eran los siguientes:
1ero.
Cuando muera, los mejores médicos del imperio que me han atendido siempre, que
sean los que carguen mi ataúd al lugar donde van a reposar mis restos.
2do.
Por donde vaya pasando mi ataúd, ustedes en la misma medida lanzarán las
riquezas acumuladas que he acumulado durante toda mi vida.
3ro.
Abran dos huecos, uno a la derecha y otro a la izquierda, a cada lado del
ataúd, quiero que mis manos salgan y queden colgando.
Entonces
los sirvientes preguntaron: ¿Por qué se quiere que se hagan cumplir esos
deseos? ¿Cuál son su significado? Les explicó Alejandro Magno diciéndoles lo
siguiente:
Quiero
que los mejores médicos carguen mi ataúd cuando yo muera para que todos
entiendan que cuando llega el momento de la muerte, ni los mejores doctores en
medicina de este mundo nos van a poder
salvar, porque todos estamos predestinados a morir. Quiero que vayan arrojando
toda la riqueza por el camino para que todos se den cuenta, que lo material
logrado en esta vida terrenal nos corresponde dejarlo aquí, y no lo podemos
llevar, porque además no nos sirve para nada.
Y la voluntad referida a que queden mis manos colgando a ambos lados del
ataúd, es para que todos se den cuenta que con las manos vacías llegué a este
mundo y con las manos vacías me voy de él…
II) Un experimentado alpinista
caracterizado por no creer en Dios (un ateo impetuoso), tomó la decisión de
escalar una de las montañas más encumbrada, de mayor pendiente y peligrosidad
de la cordillera de su localidad. Habiendo cumplido con el protocolo y
planificado meticulosamente todo lo relacionado con dicha travesía, en determinado día comenzó ascender hacia la
cumbre.
No obstante, iniciada la
actividad escaladora se presentaron algunos imponderables que retardaron el tiempo calculado con
anterioridad para llegar a la cima. Esto repercutió negativamente en el sentido
que llegó la oscuridad de la noche encontrándose aún en la ruta hacia el pico,
pero en su sector más empinado, escabroso y de gélido ambiente.
Situación apremiante, que
aún con su dilatada experiencia y sobresaliente trayectoria como escalador,
súbitamente se aceleró su adrenalina a grados incontrolables, a nivel de pánico
(por la amenaza apremiante de perder la vida si no lograba llegar a lo alto de
la cima), lo que le hizo romper la
concentración y tranquilidad debida, por lo que al tratar de clavar la estaca
para continuar el ascenso, dado el apresuramiento que tildaba en lo irracional,
lo hizo de forma incorrecta, quedando débil y suelta, lo que trajo como
consecuencia que al dar el siguiente esfuerzo para continuar subiendo, se soltó
el soporte de la cuerda y se vino cuesta abajo abruptamente (en el medio de la
total oscuridad) hasta que fue frenada la cuerda por matorrales montañosos que hicieron
que el montañero quedara colgando.
En la impotencia plena
por no poder hacer nada en un escenario ensombrecido y presto al congelamiento,
entro definitivamente en un estado de miedo muy intenso y manifiesto, y de
pronto se dijo para sí mismo: “nunca he creído en Dios, pero si existe entonces
que me salve”, y empezó a gritar muy fuerte. “Dios, si es verdad que usted
existe, sálveme, si es verdad que usted está, sálveme y voy a creer en usted,
pero no me quiero morir, sálveme”. Y
cuando gritaba y gritaba con fuerza, de pronto escuchó una voz que le decía:
“hijo, soy yo, soy Dios el que te está hablando. Te puedo salvar si tú quieres.
¿Quieres que te salve? ¿Estás dispuesto a hacer lo que te diga? Entonces saca
el cuchillo que traes y corta la cuerda, déjate caer” (imaginemos tal situación y decisión). Este
hombre se quedó impactado e indeciso, no sabía qué hacer.
Al día siguiente en la mañana,
cuando llegaron los rescatistas lo encontraron sin vida (afectadas
quizás sus extremidades en extremo, pero principalmente haber sufrido la hipotermia de la montaña), colgado de la soga
porque nunca la cortó, no le hizo caso a Dios. Pero cuando lo encontraron todos
quedaron impactados, porque lo hallaron suspendido a menos de un metro y medio
de altura del suelo: como no podía ver donde estaba debido a la desesperación,
miedo y a la “oscuridad” en todos los sentidos, no se percató que su salvación
estaba tan solo a metro y medio del suelo.
Convergencia
formal de la ciencia, la religión y lo espiritual:
Quitada en definitiva el
obstáculo del katejon desde este próximo 8 de diciembre de 2021, que indica la
antesala de la apertura del sexto sello apocalíptico y el esperado momento de la “iluminación de conciencia”,
todo agravará inusitadamente en al menos
los cinco frentes más representativos: sanitario, económico, social,
ambiental-ecológico y espiritual.
En efecto, la crisis
multifactorial in creciendo a nivel mundial, que se está manifestando por ejemplo en: i) El empeoramiento de los fenómenos
naturales producto de los fenómenos antropogénicos, que han perjudicado
críticamente los limites planetarios, y que se manifiesta entre otros por el
cambio climático extremo; ii) La pandemia inflacionista, la escasez de
suministros, la potencial hambruna, y el crecimiento exponencial de la pobreza
en todas las dimensiones, es decir, carestía, escasez y hambre; iii) La
aparición mutante multiplicativa de los patógenos inducidos, y la imposición de
vacunarse de forma anticonstitucional y contraria a los derechos humanos
fundamentales, etc..
Digresión:
en relación a este último punto, las personas en general se preocupan por no contagiarse con
el covid-19 (o con algunas de sus mutaciones agravadas), pero no les importa
infectarse del pecado y toda la apostasía asociada: la cual representa un alto
y verdadero riesgo que conlleva perder
en definitiva la vida eterna en el ámbito espiritual, que es lo realmente
trascendente.
Por tales razones, hoy
más que nunca se requiere un tratamiento de todas las disciplinas del saber
desde una óptica espiritual, y en el caso que nos ocupa, de la Economía
Política, pero de desde una perspectiva espiritual: en continuo dialogo
interdisciplinario entre las materias asociadas y relacionadas como por
ejemplo, la economía, la teología y la física.
¡Jezu,
ufam Tobie! (en polaco) o ¡Jesús, yo confió en ti!,
representa la conversión sincera del ser, la oración con humildad, el
cumplimiento estricto a la Voluntad del
Padrenuestro, y el depositar o
abandonarse con completa fe y convicción a la Divina Misericordia de Dios, respecto
a todos esos momentos inevitables de angustia, desesperación, pánico, de
tristeza, de melancolía, etc., originados por los múltiples problemas que se encuentran presentes y
latentes en la vida. Así que, en los momentos de “oscuridad” o “apagón” que equivalen a episodios de tinieblas y
tribulación, o los que vendrán en mayor grado de oscurecimiento o “blackout”, hoy más que nunca la ciencia, la religión y
la espiritualidad deben converger formalmente hacia una sola realidad: ¡Jesús, yo confío en ti!
Referencias:
Einstein, A. (1930). Religion and Science. The New York Times. USA.
Morales, P. (2021). Pensamiento
único materialista, cientificista radical y mecanicista extremo. La Nación, Venezuela.
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”.
UNET. Años: 2018 al
2021.
Pedro Morales.
Economista
ULA (1989)
Docente
Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
Profesor
Titular
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