Deflación social
https://www.costadelsolfm.org/2021/09/18/pedro-morales-deflacion-social/
“Escenario
I: la estimación para junio 2019 del salario mínimo de los
trabajadores venezolanos se ubicaba alrededor de los 1.000 dólares” (Morales, 2019)
Parte
I:
La fulana reconversión
monetaria representa más de lo mismo, que no significa un bienestar para la
sociedad en su conjunto, al no corregir los desequilibrios macroeconómicos,
microeconómicos, ni efectos colaterales como la deflación social (colapso,
padecimiento y desintegración del tejido fundacional y estructural de la sociedad); y menos aún que redunde al logro y
mantenimiento de un salario mínimo vital como referente básico de las
diferentes estructuras salariales de los trabajadores. Por lo tanto, en lo económico es una medida de carácter
efectista más que de significancia efectiva.
Por otra parte, un poder
adquisitivo agravante, es aquel que no proviene de una actividad económica de
un determinado país, pero que significa en la práctica una subida al nivel positivo del poder de compra de una persona o núcleo
familiar que se encontraba en cero o en valores negativos, favoreciendo o
permitiendo de esta forma aumentar la cantidad demandada y/o la demanda de un
conjunto de productos o servicios en ese mismo país, lo que en apariencia
muestra una mejora en la calidad de vida en lo individual.
Sin embargo la anterior
situación contribuye a conformar una serie de secuelas, como las relativas a
una mentirosa expansión económica tipo burbuja, el brote expansivo de la
inflación y la devaluación continuada; afectando así a los otros miembros de la
sociedad que no cuentan con el supuesto “beneficio de poder adquisitivo”, pero
igualmente en el transcurso de muy poco tiempo, también se revertirá
contrariamente a los que inicialmente se sentían privilegiados. Así llegamos a
un empeoramiento del colapso de la población en todos los órdenes, llegando y transitando en un escenario de deflación
social.
Parte
II:
A nivel mundial el
covid-19 ha generado una situación de cierres de empresas o la obligada
reducción en la capacidad (menos productos equivalentes a menos oferta), lo que
propicia un incremento de la inflación: al originarse la escasez extendida y
generalizada.
El otro factor está
referido a la matriz originaria de los dólares o Reserva Federal (FED) o Banco Central de los
Estados Unidos de América (USA), que con el propósito de combatir los efectos
de la crisis sanitaria, se concentró en la tarea de emitir cada vez más dólares (de los que generalmente generan) a
través de la expansión de la oferta monetaria, lo que se ha traducido en una
porción de dinero transferida a la población estadounidense bajo la figura de
incentivos. Esto con el objetivo tener
activada la demanda de bienes y servicios, lo que significa una mayor cantidad de dólares en circulación, pero
sin mejorar la economía real estadounidense, impactando negativamente el nivel
general de precios (inflación y tasas de interés negativas), pérdida del poder
de compra del aún dólar “hegemónico”, y conllevando
irremediablemente a la progresiva deflación social de la población.
Digresión:
Desde 1978 se realiza el “Simposio Anual
de Jackson Hole”. La FED invita a sus pares, políticos y académicos del
mundo de las finanzas. De las deliberaciones llevadas a cabo
este año en torno al tema “Políticas
Macroeconómicas en una economía desigual”, se arrojan indicios acerca de la
pronta activación del tapering o reducción gradual de las medidas
extraordinarias de política monetaria de carácter expansiva.
Cuando
nos ubicamos en la realidad venezolana, particularmente no se disponen de las
reservas internacionales mínimas necesarias, lo que permite aseverar en términos
coloquiales, que no tenemos dólares, es decir, la oferta oficial es extremadamente
reducida y restringida; y no obstante que esté dolarizada la economía, no está respaldada
por dicha divisa “fuerte”, y menos aún por un aparato productivo diversificado
y autosustentable. Los dólares que llegan al país para movilizar el sistema
económico (y que lo hace aparentar como una burbuja o de falsa bonanza dado el
poder adquisitivo agravante que promueve) se establecen en términos de las
remesas que alcanzan a más de 10
millones de venezolanos.
Pero nuestro país así se
muestre dolarizado, la economía no responde a una situación y condición de
dolarización de acuerdo a los cánones teóricos que la sostienen, principalmente
porque aquí no se produce de manera integrada en términos de los sectores
primarios, secundarios y terciarios, sino fundamentalmente a través de un
sector servicio que no es pertinente para impulsar una reactivación económica
diversificada. En otras palabras, aquí no producimos lo suficiente, la materia
prima proviene del exterior cotizada en dólares (y agregado el factor
inflacionario de su país de origen). Además el componente del dólar controlado es
una absoluta falsedad, esto porque todos los agentes económicos privados y públicos, ajustan el
precios de sus bienes y servicios al tipo de cambio del mercado negro o
paralelo (que en general está por encima del tipo controlado).
El otro elemento
inflacionario radica en el sin límite número de intermediarios que se motivan y movilizan en base a los
precios dolarizados, significando que desde que se inicia esa cadena de
comercialización de cualquier producto hasta que llega al consumidor final,
existe una sucesión o secuencia incremental de los precios tasados en dólares.
Entonces todos estos factores se alinean y se conjugan para generar una
inflación que hemos llamando megahiperestanflación (no solamente en bolívares
sino también en dólares), esto debido a la subida sostenida de los precios pero sin
activar la economía real de la economía: que es la que realmente influye al arranque de la producción como tejido
multimodal en la ruta hacia el crecimiento sustentable.
Por supuesto también en
nuestra situación está el aspecto político, que genera un fenómeno de
incertidumbre, que igualmente cumple su función o contribuye al incremento
generalizado del nivel general de precios. En efecto la incertidumbre es otro
factor clave, esto a razón que todo venezolano en su gran mayoría, minuto a
minuto, hora a hora, día tras día, está
esperando que el precio del dólar seguirá subiendo. Existe una expectativa
negativa bien clara, porque se encuentra vigente y presente los causales de
inestabilidad y conflictividad política, donde se aprovechan los mismos agentes
o actores políticos que están y mantienen el conflicto para jugar perversamente
con esa condición perturbadora. Explica esto entonces las variadas cotizaciones
de la moneda estadounidense, o n tablas de relación bolívar con respecto al
dólar (la mayoría de ellas improvisadas y creadas con el fin de alimentar esa
expectativa nociva para la tranquilidad del país), y que lamentablemente rigen
momento a momento el comportamiento de la vida y actividad económica
venezolana.
Y el otro ingrediente muy
relacionado con las expectativas es el especulativo. Todo el que pueda
especular lo hace, no existe un precio de referencia de los bienes y servicios en
términos generales. Cada quien cotiza el precio que quiere, y en esa dimensión,
como antes lo expresamos, hacen y deshacen los intermediarios. Por ejemplo, en
el mundo agrícola siempre existió y seguirá ocurriendo, que el precio inicial de dicha producción
desde el productor respectivo a puerta de finca, es relativamente muy bajo con
respecto al que se realiza la transacción final en el mercado, y todo como
consecuencia que en la cadena de “comercialización” aparecen cualquier cantidad
de intermediarios (aparte de las temibles “roscas”) les van incrementando
progresivamente el valor monetario de dicha producción: encontrándose una gran
diferencia de precio entre el momento inicial al final de dicha cadena.
Bueno, lo mismo está
ocurriendo con absolutamente todo en Venezuela, en términos de una dolarización
sin sustento de economía real y de reservas internacionales, multiplicando
exponencialmente el aumento de los precios también en divisa extranjera, dado
que determinado producto (de tal o cual característica y condición) pasa por diferentes manos especulativas.
Entonces el efecto FED, las expectativas negativas, la especulación y la conflictividad
política se conjugan para convertir a la devaluación e inflación en un juego
perverso y maléfico en contra de la población venezolana, empujándola por ende a
un escenario de mayor deflación social para nada sencillo de neutralizar,
contrarrestar y revertir.
“Los que quieren enriquecerse sucumben a la
tentación, se enredan en un lazo y son presa de muchos deseos absurdos y
nocivos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque el amor
al dinero es la raíz de todos los males, y algunos, arrastrados por él, se han
apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos” (1 Timoteo
6, 9-10).
Apéndice:
Mientras que exista el
auge aparente de una economía "burbuja", sostenida por un
poder adquisitivo agravante, proveniente de fuentes exógenas o ajenas
a una economía real o generadora de bienes y servicios, los
factores de poder nacionales y del exterior, seguirán conduciendo al país por
una falsa realidad, la cual agrava el
padecimiento complejo de carácter humanitario de los trabajadores decentes que
dependen de un salario o renta fija.
"Todo trabajador o
trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con
dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales,
sociales e intelectuales......El Estado garantizará a los trabajadores y
trabajadoras…un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como
una de las referencias el costo de la canasta básica…". Artículo 91. Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela.
Referencias:
1) El Nacional (11-09-2021).
Concepciones emergentes: https://bit.ly/3CkoHhk
2)
Financial Time (01-09-2021). Los ricos se hacen más ricos y las tasas de
interés bajan: https://bit.ly/3lxeuau
3) Morales, P. (2019). Estructura Salarial Indexada: https://bit.ly/2XHyz2h
4) Rosanvallon, P. (1995). La nueva
cuestión social. Buenos Aires: Manantial: https://bit.ly/3hHOWGp
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET.
Años: 2018 al
2021.
Economista
ULA (1989)
Docente
Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
Profesor
Titular
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