Respeto por la patria, las leyes y las autoridades…

Si no hay un respeto sagrado por la patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo; es un conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo”. Para salir de este caos, “todas nuestras facultades morales no serán bastantes si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un todo; la legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo”. Dígnense por favor en“conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad”. Discurso de Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura (15-02-1819)  
En la Venezuela contemporánea, principalmente partiendo del año 1958 hasta el presente, es difícil que se puedan olvidar los distintos episodios que ciertamente han quedado para siempre sembrados en las propias raíces de la conciencia del venezolano, y que a todas luces reflejan un inmenso océano de descontento y defraudación nacional, conformada en esencia por la creciente pobreza y miseria, que indudablemente han sido fruto de la terrible corrupción que ha consumido la institucionalidad de la nación entera.
Por tanto se enfatiza, que “si nada cambia al empeñarse los líderes políticos (oposición y oficialismo) con el mismo patrón de conducta, insistiendo en la cultura de la conflictividad e intolerancia, la fuerza de las armas, la irracionalidad de la violencia y el discurso pendenciero, la situación actual tenderá a empeorarse. Con el alto grado de “conflictividad política irracional”, en menos de seis meses la dimensión humana de los  venezolanos estará en peores condiciones en lo económico, social, espiritual, moral, etc.
Además la  terquedad por imponer un criterio es contrario al dialogo sincero, el cual  se basa en la buena actitud para para reconocer los errores y rectificar. Esta es la base de la paz  y el camino a seguir. Por ello, para los que seguimos  las enseñanzas de  Jesús de Nazaret, no es necesaria la fuerza ni la violencia en ninguna de sus formas. Todo debe ser basado en un mensaje transmitido con carácter y personalidad, pero siempre con contenido armónico dentro del ámbito de la paz: enteramente coherente, pertinente  y convincente.
Los representantes del Ejecutivo Nacional, la Asamblea Nacional y la mayoría de la dirigencia política del país, están en el deber  de reconocer sus errores y rectificar por el bien de la nación venezolana.  El dialogo sincero debe prevalecer  en contra de la  “conflictividad política irracional”. Lo que ocurra o siga ocurriendo en nuestro país  repercutirá a favor o en contra no solamente en Venezuela, sino en todas las dimensiones del mundo entero.
No se trata de delegar funciones, de reconocer o desconocer a alguien que representa la autoridad, sino que cada  institución cumpla con su misión rectora: “doctrinaria en el esclarecimiento de los problemas nacionales”,  el mantenimiento o restablecimiento del “orden constitucional” y la consecución permanente  de la paz. Es un momento de decisiones y acciones trascendentales, donde las autoridades y representantes de las instituciones están en el deber de  asumir el rol activo de ser mediadores entre los actores en conflicto.
Más que una urgente “ayuda humanitaria”, necesitamos un “plan de reconstrucción” porque Venezuela está literalmente destruida;  y la única forma de reconstruirla es con el compromiso y participación de  todos los venezolanos. No se debe esperar a que lleguemos al “último nivel” de tragedia y desastre, para   convencernos que el dialogo sincero, la rectificación y la concertación son los elementos esenciales  para lograr la paz. No es cuestión de ideología sino de un  proceder sensato a favor de la humanidad.
Finalmente, apelando a la mejor disposición por parte de todos los actores involucrados (directa e indirectamente), y siguiendo con la lógica del 233 constitucional,   se debe convocar a elecciones presidenciales en Venezuela,  donde en principio  existan condiciones mínimas, para que con el tiempo debido cualquier venezolano  pueda participar como candidato y/o elector.  Sugerencia: finales del año 2019.
“No hay camino para la  paz, la paz es el camino” Mahatma Gandhi (1869-1948)
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018-2019.
Economista ULA (1989)
Docente Universitario ULA-Mérida (1991-1996)-UNET (desde 1997)
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