El Nacional (31-08-2017): Para la ANC: No es el “fin del mundo” ni “Disney World”





Dice un muchacho en el terminal de pasajeros de Mérida: “Antes con estos 6 billeticos de 100 bolívares se hacía de todo: desayunaba, rumbeaba con los amigos e iba al cine con la novia”. Por su parte, el señor Juancito: “Se sacan 20 bolos y apenas se llega a la esquina con esa cantidad… Además, en otros bancos me dan solo 600 bolívares, pero ¿qué se puede comprar con eso? Igualmente, 2.000 bolívares en billetes de 50 hacen mucho bulto y tampoco sirven para comprar nada”. Agrega el colega Luis: Existe una crisis monetaria o economía lucrativa caracterizada por la especulación de dinero, que además de ser escaso y completamente desvalorizado, resulta inorgánico; es decir, no está respaldado por procesos productivos sino por el modelo de renta petrolera, a los que los gobiernos de antes, de ahora y los que pretenden gobernar siguen aferrados: revisar como coinciden las ofertas electorales de todos ellos. Tal cual profetizaban, el 30-J no fue el “fin del mundo”, pero tampoco comenzó “Disney World”.
Comentan en el mercado de Caja Seca (estado Zulia): Vender dinero es un “negocio redondo”, se especula cobrando un precio entre 12%, 15% y hasta 30%. Además, existe un porcentaje de venezolanos (50% aproximadamente) que utilizan solo efectivo para sus transacciones diarias: “Un grueso número de personas en pánico son aquellas de los campos (llámese caseríos, fincas, monte o poblaciones lejanas a las ciudades capitales, donde funciona la banca pública). Por no saber leer y escribir, o por no tener abierta ninguna cuenta bancaria, o porque no disponen de ningún banco o tecnología para hacer transacciones en línea, la gente de los campos (campesinos) que está acostumbrada a cobrar y pagar en efectivo (y no lo tienen) se ve seriamente afectada por no poder hacer ninguna operación comercial. Existen personas en el sur del lago que desconocen lo que es una transacción en línea, Internet, etc. Están desesperados por la falta de efectivo”.
Así opinan los expertos de la “economía popular” en los alrededores del Centro Cívico (San Cristóbal): un kilo de arroz apenas se puede comprar con un billete de 20.000 (el gobierno no termina de distribuirlo). Para que el dinero sea considerado un medio de pago debe basarse en la confianza y las buenas expectativas. En 2013 se presentó una inflación mensual de 3% y en 2017 es de 24%. Es decir, el problema de fondo es la inflación, pero en la práctica también hay un “corralito” para tratar de neutralizar el efecto del dinero “estéril”. “Soltar dinero a las calles sin un incremento correspondiente de las ofertas de bienes y servicios generaría inflación… golpeando en primer lugar a los más humildes”.
Afirma Juana, la economista: El billete de 100 bolívares circulando en la economía solo representa 26% de la base monetaria. Tener un billete de 20.000 es una lotería. La derrota real del gobierno nacional se la ha brindado el billete de 100 bolívares. “El gobierno no habla nada acerca de cómo resolver el problema económico, pero los opositores no presentan alternativa viable y creíble”. Pareciera que los que comparten el “duopolio” político en el país también coincidieran en apoyar la estratagema de mantener a la gente “concentrada” y “ocupada” haciendo “colas” para todo. “El CLAP es un financiamiento a la especulación”.
Todos quieren mantener su poder adquisitivo, pero aquel trabajador que depende de un salario (renta fija), la posibilidad de ajuste inmediato a los niveles de inflación es muy rígido o inelástico, en comparación con otros agentes económicos que incrementan el precio de su producto o servicio al ritmo de los procesos inflacionarios. A propósito de la inflación, su medición convencional a nivel mundial considera un conjunto de factores tales como la canasta de bienes, establecimientos de venta, año base, ponderación en el consumo, etc. Pero para el caso de Venezuela todos ellos están distorsionados, desfasados o manipulados, por lo que la tasa de inflación para este año 2017 de 1.000% o 2.000% es aun irreal de acuerdo con la realidad que padecemos, cuando solamente con observar el comportamiento de los precios de cualquier producto o servicio su variación o incremento a diario sobrepasa cualquier cálculo racional (favor corroborar siguiendo el precio de cualquier bien o servicio).
pmoral@unet.edu.ve
@tipsaldia

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