"Gloria al Bravo Pueblo" este 6 de diciembre
El pueblo venezolano tiene
gran capacidad resiliente, lo que determina que
cada vez que se encuentra en la mitad de una crisis piensa
que “estando en el agua no queda más que nadar”, y busca
inmediatamente no a los culpables, sino las soluciones, y solamente una
vez superada es que la cuestiona: “ha
aprendido a caminar en la oscuridad cuando las adversidades obstaculizan todos
los caminos, cuando parece que todas las luces se han apagado, cuando sienten
que el mundo se ha derrumbado, es ahí donde sacan su mayor destreza, agudizan
sus sentidos y ponen a prueba todos sus talentos”. En tal sentido, la participación activa y mayoritaria de la población a través del acto
electoral, reflejo de una conciencia ciudadana y organizada en movimiento social, es un
mecanismo democrático con rango constitucional que persigue consolidar los
pilares esenciales de la democracia genuina.
Consecuentemente, toda la
nación en conjunto, le exige absoluto compromiso a los factores políticos,
oficialistas y opositores, que independientemente de los resultados electorales,
asuman y cumplan la sagrada responsabilidad de conducir sus destinos por el
verdadero camino de la paz, la armonía y la sustentabilidad integral. Para
ello se requiere que dichos líderes trabajen de manera conjunta en recuperar la
convivencia social, la acogida de los puntos de vista de todas las partes y
demostrar firmeza, convicción y perseverancia al aplicar todas aquellas
prácticas fundacionales de índole democrática que puedan conducir a la
gobernabilidad, y por tanto a la confianza y credibilidad en las instituciones.
En una realidad social bajo
estas condiciones, a) las posturas extremas
o polarizadas son rechazadas, ya que la visión compartida de la colectividad es buscar situaciones de
acuerdo que fomenten el desarrollo humano sostenido; y, b) se pretende en todo caso configurar
una identidad social más que unidad política en torno a la misión
que debe desarrollarse en la procura de los objetivos de la sociedad. En tal
sentido, se debe recurrir al diálogo, la rectificación, la concertación, la
mediación y a todo tipo de métodos no violentos para la solución de los
inevitables conflictos, sustituyendo la irracionalidad de la violencia y la intolerancia
por la lógica de la convivencia y el respeto. Por tanto se requiere con urgencia el respeto
y vigencia plena a las doctrinas y a los principios democráticos
consagrados en la “Carta Magna”, como una necesidad histórica, social y moral
que pueda proyectar al país a un escenario sin dogmatismos, y en la ruta real hacia
el bienestar duradero.
Para profundo regocijo de los venezolanos, en el himno nacional de
Venezuela se pretende perpetuar en su memoria todo lo que en la época de
emancipación política contribuyó a la realización de sus triunfos; y rememorar
la forma con que los hijos de la Gran Colombia celebraban sus victorias y se
alentaban en la adversidad. De esta forma, el pueblo venezolano, haciéndole
honor a su “sagrado grito nacional” está demostrando nuevamente como hecho
histórico en el proceso electoral para elegir sus representantes a la Asamblea
Nacional este 6 de diciembre, que es un “pueblo bravo”: sabe lo que quiere y
ejerce su voluntad soberanamente, con el mayor grado de civismo y clara visión de
paz y orden.
Corolario: i) “Somos un pueblo que está destinado a
ocupar un lugar relevante en el concierto de las naciones, somos un pueblo a
quien no le falta nada y que si le sobra muchas cualidades para lograr ser un
país desarrollado, sigamos adelante para que nuestros hijos y nietos vivan en un país digno, hermoso y
grande”; ii) “La participación del pueblo en
un gobierno auténticamente democrático debe ser activa y mayoritaria en todas
las decisiones que se tomen mediante una acción ciudadana organizada";
iii) ”Los gobiernos deben gobernar con el pueblo ya que el pueblo es el
gobierno y el gobierno es del pueblo”.
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