Entrevista a Pedro Morales. Diario La Opinión (Colombia): Venezuela dejó de recibir en un año $50 mil millones de dólares
La
situación económica, política, social, cultural y moral, constituyen una serie
de males que tienen sumido al rico país petrolero, en una
situación de pobreza y desesperanza que hacen que se viva una grave
incertidumbre, en
cuanto a su futuro y se ha acentuado en los últimos tiempos la fuga de
cerebros, en busca de un mejor destino.
Desde que cerca de un
millar de profesionales del petróleo decidieron irse del país y se fueron a
trabajar a países como Colombia, a donde viajó la mayoría (son mas de 600), Estados Unidos,
México, Ecuador, Argentina y Emiratos Árabes; Venezuela empezó a perder buena
parte de su recurso humano, toda vez que esos profesionales emigraron a países
que se beneficiaron de la profesionalización de estos especialistas.
Pero esa emigración de venezolanos, no han sido solo de las
áreas petroleras, también
se ha marchado otro tipo de profesionales especialmente especialistas en
la ciencia de la salud, la electrónica e informática que tienen cargos importantes
y magníficos ingresos en
otros países como Colombia, Estados Unidos, Canadá, España, Italia y desde
época reciente en la lejana Australia.
Pedro Morales, economista y estudios de doctorado en Gerencia, Educación y
Economía y docente universitario de la ULA y la Unet, habló sobre el tema
y empezó con un recuento histórico.
Somos monoexportadores
Uno de los grandes males de la economía venezolana radica en que
desde la época de la colonia y la conquista no ha sido productora. A partir de
la aparición del petróleo, el país siguió como monoexportador de café y
cacao, y pasó a los hidrocarburos. Salvo tímidos intentos, nunca se procuró, como lo recomendó
Arturo Uslar Pietri: “sembrar el petróleo”. No hubo programas serios para hacer
que Venezuela comenzara la tarea de producir los productos necesarios de
subsistencia y se acentuó la economía de puertos, que no ha producido nada
distinto a la dependencia y consecuencial pobreza.
En Venezuela existe una gran empresa que es Polar que fabrica
medio centenar de productos de la cesta alimentaria, pero su materia prima y su
tecnología son importadas. Cualquier país que procure su desarrollo debe fundamentarse en
dos pilares: el apoyo al sector privado y las universidades, estas últimas las
encargadas de formar el talento profesional.
Sistema cambiario
Morales señaló, sin embargo, que estos son
apenas dos de los aspectos básicos, pero que hay otros que son igualmente
perversos como lo son el Estado Rentista y las políticas cambiarias. Tenemos
-dijo el experto- un aparato burocrático que desbordó las capacidades
económicas del país y un sistema cambiario absolutamente irreal que distorsiona
por completo la economía venezolana. De no
adecuarse a la realidad y si se mantiene un dólar sobrevaluado, es
absolutamente imposible sincerar la economía; se debe liberar el dólar y
establecer de nuevo la convertibilidad de la moneda.
¿Un precio justo para el dólar?
Necesita un
estudio a fondo, pero si se ubica en alrededor de los 70 bolívares por cada
dólar, habría un gran alivio para el consumidor y una importante ganancia para
el fisco nacional.
El gran derroche
El académico
de regreso a hechos históricos, dijo que la reconstrucción de Europa después de
la II Guerra Mundial, a través del Plan Marshall costó 17 mil millones de
dólares, que ponderados a los precios de hoy son unos 200 mil millones y señaló
que el gobierno venezolano recibió en los últimos 16 años más de 900 mil
millones de dólares, con lo cual se habrían financiado cuatro veces y media el
plan Marshall. Europa
-dijo- se recuperó en cinco años, al igual que Japón, país víctima del
estallido de dos bombas atómicas.
Problema estructural
Si vamos a las
raíces en la marcha de la economía venezolana, nos encontramos con un grave
problema estructural. Se trata de un hecho histórico con arraigo cultural en el
aspecto ético y moral. Hemos considerado la condición de país monoproductor y
país monoexportador. Esta condición determina que se creen grupos de
privilegiados que al final son los grandes beneficiados en contra de los
intereses del país.
La clave es
ingresar a una economía de desarrollo que pasa por la diversificación, con lo
cual se crean alternativas de mercado; es imperioso pasar de ser importadores y
empezar a producir lo que requerimos. Así no se logre una producción que nos permita
exportar, pero con el solo ahorro de divisas, el país está dando un paso hacia
su independencia. Es la manera de ir tras la idealidad.
De lo
contrario seguiríamos en el consumismo que no es otra cosa que importar lo que
no producimos, todo lo cual hace que nuestro poder económico sea muy
débil, pues vivimos de un solo producto: el 96% de las exportaciones
petroleras. Y si a ello se suma la caída en los precios
del petróleo que ocasionó al país la pérdida en un año de 50.000 millones de
dólares, una cifra que la gran mayoría no comprende, pero que en la realidad es
una suma impresionante y determinante para cualquier economía.
Necesaria austeridad
Cuenta la
historia que a comienzos de la mitad del siglo XX el barril de petróleo se
cotizaba a dos dólares y que a pesar de ello, el gobernante de la época Marcos
Pérez Jiménez ejecutó muchas obras que se mantienen, especialmente en vialidad,
hospitales de primer nivel, centros recreacionales y muchas más. El manejo de
la economía debe tener un revolcón y de no cambiarse el modelo vamos a sucumbir
en el peor desastre de cualquier país de América Latina. Sería inconcebible que
ello sucediera en un país dotado de una extraordinaria riqueza que está en el
subsuelo. Porque
Venezuela no solo tiene petróleo, sino muchos otros minerales que desearían
países pobres.
Esto no es
política de partido, es política económica. El gobierno puede durar mil años,
pero su modelo económico hay que cambiarlo ya.
*Ramsés
Díaz León
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